sábado, 8 de noviembre de 2014

La tortilla y la ensalada de huevos

                                                                                                      Por : Remo Tortello


Había una vez un huevo que deseaba llamar la atención de alguna manera, pero no sabía cómo hacerlo y conoció a una muchacha muy amarga ella.
¿Qué te pasa mijita? que desde que te conozco estás llorando, perdóname por no llamarte por tu nombre, pero la verdad es que se me olvidó.
Tímida y en sollozos ella responde
        Mi nombre es Cebolla, ya sé que eres tú eres Huevo, se lo oí a Papa. Gracias por mostrar interés, pero de verdad no sé qué me pasa; este como que es mi estado natural, llorar y llorar.
Asombrado Huevo por lo que acaba de oír y sintiéndose importante alguna vez en su vida, la consuela.
        Tranquila Cebolla, desde hoy tú y yo vamos a ser grandes amigos y verás que muchos nos tomarán en cuenta para grandes ocasiones; verás que no faltaremos en celebraciones elegantes; también en las informales, que son en las que más hay diversión.
Emocionada, al sentir que tiene un amigo, espontáneamente le dice:
        Un día de estos te voy a presentar a unos familiares cuyos nombres son Cebollín, que es un poco más sutil que yo; otro, que tiene carácter similar a Cebollín es Ajo Porro, pero como es medio creído le gusta que le digan “puerro”. Hay otro cuyo temperamento es muy fuerte y su nombre es Ajo. Él es chiquitico, y para ablandarlo hay que quitarle el corazón.
Un día Papa, muy emocionada, consiguió a Cebolla, para variar, toda lagrimosa. Papa estaba muy excitada y no le salían las palabras de la emoción.
        ¡Cebollita! alégrate chica; me acaban de dar la noticia acerca de una fiesta que están planeando, y dijeron que  de nosotros sólo podríamos ir  tres.  
Cebollita con menos lagrimeo, se pone pensativa.
        Le voy a decir a Huevo y ya somos los tres.
La fiesta era esa misma tarde y ellos tres, sin saber cómo llegaron, se consiguieron en el lugar del evento. Una vez estando en el sitio les brindaron una cantidad de atenciones; masajes y cortes entre ellas. Baños con agua caliente que a Papa le encantaban. y de paso le renovaron la piel.
Huevo se consiguió con varios amigos, eran como cinco más de ellos; Papa encontró  a cuatro más igualitas a ella que les estaban haciendo lo mismo; todas ellas estaban contentas. Quien menos tuvo suerte fue Cebolla, que aparte de ella, eran dos más.
Papa y sus amigas se convirtieron en rodajas y luego las pasaron por agua hirviendo; allí conocieron a Sal que era la contadora de chistes. Sal le daba alegría. Mientras, en otra sala, a Cebolla le estaban quitando capas que las convertirían en flecos, que por ahí le llamaban estilo Julliene. Huevo y sus amigos se estaban divirtiendo más que Cebolla y Papa porque se los habían llevado a un Parque de Atracciones y allí empezaron a darles vueltas hasta convertirlos en uno solo, prácticamente los batieron.
No se imaginaban que la diversión sería aún mejor.
Después de que Papa y sus secuaces estaban blanditas y relajaditas, y Cebolla muy elegante vuelta flecos, se consiguieron con Huevo que llegó mareadito con sus amigos; no se reconocía, eran todos  uno solo. A los tres grupos los mezclaron para que se conocieran mejor y Sal vino a darles más alegría. Los llevaron a una pista más caliente, en la que los estaba esperando Aceite, el que faltaba. Muy agradable al tacto, pero peligroso en exceso.
Estuvieron un tiempo hasta unirse más. Estaban más compenetrados y ninguno de ellos hablaba porque perderían lo que estaban disfrutando. De pronto sintieron como si los hubieran volteado y en efecto eso fue lo que pasó. Los de arriba estaban abajo y los de abajo estaban arriba. Pasaron en esa posición como cinco minutos y luego como por arte de magia, salieron a una gran sala que estaba fresca y menos caliente.
Ya con ánimos y fuerzas. Cebolla pregunta:
        Amigos ¿Qué nombre le damos a este grupo?
Al unísono Huevo y Papa respondieron.
         ¡Tortilla! y para darle más carácter también le pondremos “Española”.
Consejos:
1.    Para que el ajo sea menos pesado al comer, recomiendo abrir el diente a lo largo y quitarle el brote.
2.    Para que a la papa no le entre tanta agua, recomiendo hervirla con la concha y cuando esté suave se deja enfriar un poco y la concha sale con facilidad.
3.    Para que no queden las manos con olor a cebolla, ponerlas bajo el chorro de agua, junto con el cuchillo con el que se cortó la cebolla.
4.    Para darle un mejor sabor a la tortilla, se le puede poner tropezones de chorizo español. Queda exquisita.

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