“Hay un deber humano, personal inalienable:
el que nuestro logro deje una huella positiva en quienes salen a la cancha con
nosotros, en nuestros rivales y en los espectadores de nuestro partido.”
El espíritu de competir
Nuestras atletas Vinotinto están en este momento dando lo mejor de sí en una
importante competencia: el Mundial femenino Sub- 17. Ante cada partido en que
ellas participan, sacamos a relucir nuestras mejores actitudes competitivas:
tomamos partido, escogemos nuestros líderes favoritos, seguimos con furor su
actuación, hacemos estrategia al visualizar cuál equipo sería mejor contendor
para el nuestro, camino a la final… nos emocionamos, peleamos, lloramos,
reímos, nos frustramos, nos levantamos otra vez… y siempre estamos claros:
queremos ver a nuestro equipo ganar.
Toda esa energía colectiva nos ha llevado a muchas reflexiones. Una de
ellas, cuán natural e inherente al ser humano, cuán global, es ese espíritu de
competencia que nos lleva a poner nuestras mejores fichas en pos de algo que
queremos y nos lleva a medirnos con otros para alzarnos al final con el
‘trofeo’ que represente que éramos capaces de alcanzar lo que queríamos. Más
allá de los argumentos que asocian la competencia con un instinto básico de
supervivencia de nuestra especie, hay comprobaciones sistemáticas de que hay
una búsqueda placentera de auto afirmación y reconocimiento que nos mueven a
apostar a nuestra capacidad de lograr lo que queremos, soñamos, aspiramos,
necesitamos y elegimos. Y esto puede traducirse en logros más materiales o más
ideales, pero logros personales en fin.
Otra reflexión nos lleva a la importancia de que como seres sociales,
ciudadanos que somos, y como parte de nuestra educación y formación, nos
aproximemos al hecho de que nuestras acciones (movidas por instinto competitivo
o no) siempre tienen efectos y consecuencias por las cuales somos y seremos
inevitablemente responsables.
Esto nos ratifica que es necesario promover el derecho de querer aspirar al
logro de nuestras metas como individuos como elemento esencial para el logro de
nuestra satisfacción y realización como personas. Es necesario dotar de
herramientas a las personas para apoyarlas a que ese camino en búsqueda de sus
sueños tenga mayores potenciales de éxito, fortalecer sus capacidades y actitudes
y empoderarlos. Es necesario también fortalecer la estructura de valores que
mantengan el esfuerzo individual en un contexto de conciencia sobre el impacto
de sus acciones en los otros que le aseguren que sus logros, al ser socialmente
responsables, sean sustentables en el tiempo.
Ganar-Ganar
Hay un derecho humano, personal inalienable: el derecho de creer que
podemos, de soñar mejores destinos, de dar lo mejor y conquistar lo que
queremos. Hay un deber humano, personal
inalienable: el que nuestro logro deje una huella positiva en quienes salen a
la cancha con nosotros, en nuestros rivales y en los espectadores de nuestro
partido. La combinación sería algo así como prepararnos y darnos con todo
para ganar, pero para Ganar-Ganar.
Competir para Ganar-Ganar, para construir una fórmula en la que seamos
quienes corran con la copa en la mano por el terreno, compartiendo la dicha de
ese momento y sus consecuencias con cada compañero de camiseta, acompañados por
el aplauso de respeto del equipo contrario, y de la euforia agradecida del
público que vivió junto a nosotros el placer de trabajar por nuestros sueños y
alcanzarlos con dignidad, juego limpio, pasión, perseverancia, integridad y
gracia.
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