martes, 7 de octubre de 2014

Valores que definen el éxito

                                                                                           Por Dunia de Barnola D.



“Además de exitosos en nuestro quehacer, nos toca preguntarnos ¿cómo queremos presentarnos ante nosotros mismos y ante los que nos rodean?”

No basta llegar, hay que saber hacerlo

Cuando emprendemos un proyecto, un sueño de vida, si bien es fundamental que tengamos claro a dónde queremos llegar y con qué contamos para hacerlo, hay otra pregunta al menos tan importante como la anterior: ¿cómo quiero lograr eso que me propongo? Y con la respuesta viene la necesidad de ponderar y revisar una serie de principios y valores que nos representan como personas y que dan color a esa imagen de nosotros que nos empeñamos en construir. 

A muchos se nos enseñó que no era suficiente lograr las cosas, era necesario lograrlas ‘bien’. Y esa es una conseja de enorme valor. Además de exitosos en nuestro quehacer, nos toca preguntarnos ¿cómo queremos presentarnos ante nosotros mismos y ante los que nos rodean? Queremos, por supuesto, ganar esta carrera personal y profesional en que nos comprometimos, alcanzar nuestras metas, conseguir nuestros objetivos, destacarnos y expresar todas las cualidades con que contamos, dejar huella y estar en el podio al final con nuestra medalla ganadora. Para eso competimos, por ello trabajamos con empeño.
Pero, ¿cómo? ¿Qué clase de carrera queremos hacer? ¿Qué clase de competidor queremos ser? ¿Qué tipo de huellas queremos dejar tras nuestro paso? ¿Cómo queremos ser recordados al final del camino, cómo queremos ser vistos mientras lo recorremos? Esas respuestas están en la esencia del ser humano que somos.

 Un sueño y una realidad que perduren
Competir es una suma de capacidades y valores si queremos construir realidades que duren en el tiempo,  de largo aliento, que podamos heredar a quienes vengan detrás de nosotros y puedan crecer. Ser los mejores implica ‘hacerlo’ mejor, y también ‘ser’ mejor. Implica también ser empresarios, activistas, trabajadores, artistas, inventores, obreros, comerciantes, líderes, compañeros, gerentes, ciudadanos, que estén a la altura de sus ideales y del ideal mayor de la comunidad, del país, del planeta al que pertenecemos.
Por eso, adicionalmente a grandes dosis de perseverancia, planificación, aprendizaje, articulación, visión, cooperación, competitividad, innovación, creatividad; necesitamos incluir en la receta integridad, honestidad, sensibilidad, responsabilidad, ética y demás valores que estén en nuestro acervo. De esta manera, nuestro trabajo personal tendrá un impacto más cierto en otros que observen nuestro quehacer. Así, el empeño que ponemos en construir exitosamente ese futuro que a pleno derecho soñamos para nosotros, se constituirá en un beneficio colectivo.



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