sábado, 11 de octubre de 2014

Productividad de las empresas


                                                                     Por: Heraldo Sifontes Ágreda 


Este texto se fundamenta en los conceptos aplicados y en algunas de las vivencias durante la implantación de un sistema de gerencia basado en el trabajo en equipo y la mejora continua de los procesos de trabajo identificados al comienzo de 1990 en una refinería petrolera. La refinería es la de mayor capacidad de procesamiento de crudo y mayor complejidad en Venezuela y la gerencia y el personal todo era venezolano. Dicho sea de una vez, y una vez más, este sistema puede implantarse en cualquier tipo de empresa o función de ella, y en general en cualquier tipo de negocio, con resultados sobresalientes.
Esto es así porque aunque los procesos cambien, los conceptos son los mismos. Igual da que aplique estos conceptos en una refinería petrolera que en una fábrica de vehículos, aviones, jabón o papel, por citar algunas. Huelga decir que también puede ser exitoso en cualquier sistema político. Eso sí, en todos los casos es ineludible respetar 13 pautas, de las cuales mencionaremos sólo 4 en esta entrega y las demás en entregas sucesivas.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     
1). Hacer visible la disposición y disponibilidad del líder de toda la organización. Esto Implica, ante todo, convencimiento y compromiso del líder, bien sea el más alto nivel de gerencia (Presidente, Director de Enlace, Gerente General o Gerente de División, si es una corporación) o los menores niveles de gerencia y supervisión. Para ser efectivo, el líder debe “lanzarse al ruedo” con charlas, presentaciones y artículos escritos sobre temas de interés para una audiencia seleccionada o para toda la comunidad de trabajadores y familiares.

2). Predicar con el ejemplo. Esto es más fácil decirlo que hacerlo. Tiene que ser un profundo y honesto deseo, tan honesto consigo mismo y con su gente, que, al transmitir un mensaje no queden dudas en nadie de la sinceridad del locutor. Y ya  luego los actos del líder ratificarán o desmentirán sus palabras. Cuando el líder hace lo que predica, se “abre una puerta” para que se produzca la alineación del personal con los objetivos de la gerencia y de la empresa.

3). Conseguir aliados entre los supervisores más influyentes de la organización, que en una refinería son el sub-gerente de refinería, el gerente de operaciones, el gerente de mantenimiento y el gerente técnico. Aliados influyentes son también parte del personal de estas tres gerencias y otros que se irán sumando con las semanas y los meses. La implantación de un nuevo sistema de trabajo es una tarea que obviamente tiene que hacerse con todo el personal ya que es un cambio en la forma de hacer las cosas que compete a todos y es de carácter permanente.

Como todo cambio, generará resistencia en algunos porque significará una cantidad de trabajo adicional a la que ya tienen y otros lo verán como una pérdida de poder e influencia en su personal, pero también habrá otros con amplia visión  que inmediatamente, al saber en qué consiste el cambio, para qué y cómo se hará, se darán cuenta de que esa mayor cantidad en el comienzo será en un futuro cercano mucho menor y con menos situaciones incómodas y riesgosas.

4). Alinear la organización. Después de abrir una puerta con las intervenciones del líder, los gerentes y supervisores de menor jerarquía serán factores clave para reforzar los objetivos de excelencia operacional y seguridad a que haya aludido el líder en sus alocuciones y escritos. Esto va en la dirección de lograr el compromiso y la dedicación de todo el personal, quienes son indispensables para obtener extraordinarios resultados primero en estabilidad operacional y luego en reducción de costos y aumento del valor agregado por la refinería , si de una de éstas se trata, lo que traería mucha satisfacción al dueño y a la Junta Directiva.


 

viernes, 10 de octubre de 2014

Desde mi balcón

                                                                           Por: Isabel Cecilia González Molina

Vivo en un pequeño apartamento en una colina de Caracas, desde mi balcón se asoma la ciudad, cubierta de edificaciones de todos los tamaños, dimensiones, figuras y colores, las cuales se multiplican sobre el valle hasta ser conquistadas por las montañas verdes. Disfruto de los atardeceres y de algunos amaneceres, suelen ser mágicos, coloridos, azules, rojos, amarillos. En ese instante celebro vivir sobre esta colina y suelo reconciliarme con la ciudad. Caracas es mi lugar del corazón, por eso vivo aquí, porque siempre me he sentido atada a ella.

Veo frente a mí la ciudad universitaria, su emblemático edificio rojo, incluso la carpa de un circo que montaron en el estacionamiento de los estadios universitarios, lo que me habla del devenir. Todos vamos y venimos, carros, autobuses, camionetitas, ciclistas y peatones. Las ciudades siempre están en marea. 

Intenté investigar más sobre la sede de la facultad de derecho, la razón por la cual no se le construyó un edificio majestuoso como correspondía, pero al parecer está situación solamente preocupa al profesor que me hablo de ello. Lo que sería una sede provisional cuando se construyó la ciudad universitaria está considerada hoy en día como permanente. En cambio si encontré muchísimos artículos de periódico que muestran como la escuela de idiomas modernos reclama su propio espacio por más de 18 años y que la escuela de Arte también. Así que podemos afirmar que efectivamente queda mucho más por construir.

La Universidad Central de Venezuela merece que se invierta en todas esas cosas, sobre todo en el área de investigación, por su trayectoria, por ser la Universidad más grande de nuestro país, porque debe ser quien dirija los pasos de nuestro futuro profesional. Definitivamente la UCV merece que se le invierta presupuesto, infraestructura y docencia.
 
Está muy bien que en estos 15 años de la Quinta República se hayan creado nuevas Universidades, lo es porque todo espacio que se abra para enseñar debe ser reconocido y respetado pero debemos estar claros que mientras más abierto e independiente sea el pensamiento universitario más oportunidades tendremos los seres humanos para conseguir respuestas. Hago está afirmación para explicar que siempre será más provechoso invertir en Universidades autónomas que en aquellas apegadas a cierta línea de pensamiento, sean públicas o privadas. Yo vengo de la Universidad Católica e imagino que la influencia de los Jesuitas se debe palpar en mí.
La edad enseña, no lo podemos negar, con el paso del tiempo he aprendido que todas las cosas tienen una razón de ser y por eso son importantes. Debemos preocuparnos y ocuparnos en entender, porque mientras más lo hagamos más herramientas tendremos para progresar. Toda iluminación empieza por conocerse a sí mismo.

Debemos procurarnos la mejor calidad de vida, partiendo de una mejor alimentación, una mejor educación, una mejor vivienda, una mejor sanidad, es decir, lograr un desarrollo sustentable. Todo debe ayudarnos a vivir mejor. Sin embargo, siento que en este país hemos dejado de creer que nos merecemos mejorar, porque al igual que una escuela universitaria espera por una sede propia hasta casi olvidarse de ello, los venezolanos esperamos vivir bien pero dejamos de creer en esa posibilidad. Todo, me atrevería hasta afirmar absolutamente todo, se ha ido desmejorando. Tengo la impresión que nos importa muy poco el inmenso deterioro en que estamos, como país y a nivel personal. Nos vemos deprimidos, cansados, vencidos. 

Hace unos días fui a comprar un botellón de agua, lo que empezó una lucha por conseguir un botellón plástico que no esté en un estado deplorable. Subir el botellón hasta mi apartamento requiere un gran esfuerzo de mi parte porque tengo diagnosticadas tres hernias lumbares y me cuesta mucho. 

Eso le explicaba al señor que me vende los botellones. “No tiene sentido llevarme un botellón que esté como si lo hubieran tirado por unas cataratas, mucho menos uno manchado de pintura o  otro que se bote por abajo, porque el fin de hacer ese esfuerzo tan grande es comprar agua limpia.”
 
 Ustedes creen que mi comentario le importó, que desde ese día le hizo una observación a la compañía que le provee los botellones de agua ¿ Ustedes que creen? Pues muy simple desde esa tarde me prohibió ir a su kiosco a comprar agua. Es un ejemplo que para algunos parecerá tonto pero así estamos, cualquier cosa que necesitamos cuesta conseguirla, se nos atiende mal y se nos maltrata. Simplemente porque ya no nos importa. El vendedor siente que haga o no un mayor esfuerzo no va a ganar más, simplemente vende lo que está ahí, lo que le llega, al fin de cuentas si no lo compro yo lo comprará otro. Eso ocurre en las economías que pierden la competitividad.

 Es probable que llevamos más de treinta años avanzando hacia el desgano, pero estoy convencida de que finalmente llegamos a él, nos importa un blero tener buena calidad de vida, se toma o se deja, se compra lo que se consigue, se calla. Al panadero no le reclamamos que su torta venga con un papel de hornear dentro porque al menos vende tortas y tampoco le decimos nada cuando su pan integral se pone mohoso en pocos días porque al menos vende pan integral. Somos los compradores de lo que hay. 

Para mí no es cuestión de cuarta ni de quinta, se protestaba en la cuarta porque se vivía mal, porque la universidad se merecía crecer en infraestructura y presupuesto, porque la salud era una prioridad, porque así no era el país que se quería, ni el que nos merecíamos. Así nos embarcamos en la quinta. Y que se hace: Llevarse el pan mohoso, el botellón destartalado,  porque es el que venden, no sea que lo vayan a poner en la lista negra del kiosco como a mí.


jueves, 9 de octubre de 2014

Un reto contemporáneo



                                                                                                 Por: Inés Muñoz Aguirre


El mundo actual y su red de negocios se perfecciona cada vez, en la búsqueda de propiciar desarrollo, competencia, elementos de progreso y la posibilidad de generar recursos. Esta búsqueda incluye hoy en día un manejo distinto de la proyección de los países ante  sus iguales, ¿en función de qué? De marcar una diferencia que les permitirá atraer nuevos ingresos por distintos conceptos. Acción que se convierte a su vez en una señal importante sobre la conciencia de la diversificación. Ningún país, en una sociedad donde la crisis siempre está a la vuelta de la esquina, quiere tener todos los huevos colocados en la misma cesta. Ya ningún país quiere ser calificado de mono productor, por el contrario su éxito se medirá en la medida de su capacidad para generar tantos ingresos como posibilidades de desarrollo va generando, tanto desde el sector público como desde el sector privado. 

En este empeño se ha fundamentado el tema de la MARCA PAIS.
COLOMBIA es uno de los ejemplos más cercanos de la importancia que está adquiriendo este tema. La construcción de su marca se refleja en diversas áreas. En el caso del turismo han trabajado de forma constante promocionando las playas y los diversos atractivos de un país, ante el cual durante mucho tiempo la gente sintió temor, por los diversos problemas que enfrentaban y que se relacionaban con la seguridad.  Como un mensaje para construir la contraparte comenzaron a promover fuertemente la frase “el único riesgo es querer quedarse”, una frase nada fácil  de manejar por la utilización de una palabra que puede crear dudas y sin embargo logró posicionarse muy bien en el espíritu  de sus receptores. A eso se le sumó la imagen de amabilidad del colombiano, reforzando con ello la propuesta que abría un camino hacia el turismo. 

El trabajo en función de ello se enfrentó con indudable consistencia,  las mejoras en la seguridad y en la percepción del país que ha experimentado Colombia en la última década han permitido que el turismo de grandes  pasos, el país cuenta con un capital natural que decidió aprovechar: las costas colombianas están bañadas por el mar Caribe y por el Océano Pacífico, y entre los paisajes que comprenden sus fronteras hay sabana, selva, desierto, páramo y llanuras, con lo que la oferta turística es muy amplia.

No ha sido en vano el esfuerzo, ya los resultados hablan por sí solos, Bogotá se consolida como la ciudad más visitada del país, seguida por Cartagena 14,6 por ciento y Medellín 10 por ciento, aunque se registra un creciente interés por ciudades como Pereira y Cúcuta.

El turismo en Colombia ha mostrado una dinámica de crecimiento importante, lo que se han traducido en un incremento continuado del número de turistas internacionales y en una fuente significativa de divisas. Según Proexport, la llegada de viajeros extranjeros viene creciendo a un ritmo anual promedio cercano al 10 por ciento en los últimos 10 años a lo cual también contribuye la asistencia a eventos promovidos en las diferentes ciudades.

Por otra parte la disposición del gobierno a propiciar todo el apoyo y las reglamentaciones necesarias han respaldado el interés por parte de la empresa privada en apostar a una marca país, que se ha ido convirtiendo en orgullo y que cuenta con diversas aristas que también valdrá la pena analizar.