domingo, 7 de septiembre de 2014

Siete fuentes de Inspiración

                                                                                Por: Fabio Capra y Daniel Belandria



Célebremente Picasso diría “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Aquí y ahora, cuesta trabajo pensar que la inspiración pueda encontrarnos. Tal vez tiene demasiadas llamadas o tal vez envejeció esperando la luz de un semáforo dañado.Para quienes ejercemos labores creativas, producir ideas innovadoras hoy en día puede ser todo un reto. Es cierto que las fuentes de información se han multiplicado y que las comunicaciones permiten aproximarnos a un universo de situaciones y circunstancias que se regeneran a cada momento, pero es igualmente cierto que la realidad que nos rodea en casas, calles y ciudades se contagia de un ánimo nocivo del cual es difícil desprenderse en función de pensar positivo,(nótese la vinculación aquí expuesta entre una idea creativa y una condición provechosa). Para graficar esta situación, hemos de partir de los siete orígenes por excelencia de las malas conductas humanas: los pecados capitales. 

            La soberbia se distingue particularmente, desde el comportamiento del motorizado promedio hasta los líderes que dirigen la gestión del gobierno de turno. La capacidad de reconocer los logros propios y obviar los ajenos parece cultivarse con especial fuerza en la medida en que pasan los años. El individualismo se hace presente, al mismo ritmo que se olvida la necesidad de construir una sociedad estable en virtud de garantizarnos algún tipo de futuro desprendido del canibalismo. 

            En otro plano de los comportamientos personalistas, la avaricia se hace patente en lucha por protagonismo. Hablar de políticos en este punto podría estar un poco trillado. Mejor tomemos en cuenta a los misteriosamente jubilados de tres empresas, a los gestores de oficio y el cliché del taxista nocturno. El afán desconsiderado e inconformista tiene la capacidad de impulsar la acumulación en detrimento de los demás. Menos para los demás, más para mí.

            La gula se abre camino como otro importante pecado de acumulación, con la diferencia de que aquí se suele metabolizar lo que se consigue. Lo bueno es que resulta un pecado en vías de extinción, aunque la obesidad aumenta a diario en nuestro país, no será por gula sino por mala alimentación. Quien engorda por abundancia, probablemente va al mercado en otras latitudes. 

            Palabras como estas podrían hacernos sospechosos de envidia, pero no somos sospechosos, somos culpables.La envidia tiene la capacidad de extenderse sin cauchos nifloreros de agua estancada. Solo necesita relaciones para añorar la soltería de la vecina, caminar para odiar al que maneja, ruido para extrañar el silencio, soledad para pensar en incómodas amistades. Lo mejor, es que siempre habrá algo que envidiar. 

            Protagonista de los noticieros es la ira, como aquel que recibió decenas de disparos, los apuñaladores de oficioo los vecinos que decidieron lanzar una motocicleta al Guaire en clamor de justicia personalizada. Además, la ira se lleva el premio por tornar irreconocible a la gente; solo hace falta presionar los sensibles botones del venezolano contemporáneo.

            Tal vez del otro lado de la balanza, y comúnmente asociada a los hombres, está la lujuria. Todos conocemos al que tiene muchas pero ninguna contenta. Lo más representativo de este hecho, es la afectación negativa de las personas a su alrededor y que, sin importar la cantidad, la satisfacción nunca se alcanza. Dichoso el que cualifica en lugar de cuantificar. 

A todo esto se le contrapone la pereza, la cual tiene esa enorme facilidad de impedir –incluso– el alcance de los pecados más profundos. La pereza se presenta con fuerza en los días de lluvia, pero llama la atención cuando se observa en el mesonero que tiene pocas intenciones de ejecutar sus labores, la cajera que procura no ejecutar difíciles funciones mentales y en los estudiantes que poco se preocupan por prepararse para construir un futuro mejor.

            Es así que, aquellos que nos vemos en la necesidad de buscar a nuestro alrededor razones de inspiración, tenemos una tarea bastante complicada. Obviamente no se trata de nuevos motivos, son más viejos que todos nosotros, el asunto está en que se intensifican cada día, convergen en un torbellino de situaciones perturbadoras,opacan otras ideas y procuran textos irónicos sobre sí mismos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario