miércoles, 4 de junio de 2014



 


 El término responsabilidad social parece haberse puesto de moda en nuestro país de forma inesperada cuando este se ligó a la política. Para muchos era la primera vez que oían hablar de algo semejante, mucho más cuando algunos enfoques se difundieron como una obligatoriedad impuesta ante la continua irresponsabilidad empresarial frente a la sociedad.
Lo cierto es que en nuestro país ese no es el caso. El empresariado venezolano mucho antes de esos planteamientos se había caracterizado por estar comprometido con sus trabajadores y con el entorno empresarial, por mencionar algunos casos que trabajaban desde sus propios programas recordamos a las empresas Mendoza, a Ron Santa Teresa, a las empresas Polar y a Fospuca/FCC quienes generaron conexiones continuas  con esos conceptos contemporáneos que llevan a la empresa hacia una visión mucho más comprometida que el que te ubica sólo en el plano de hacer negocios.
Muchas otras empresas con una visión de filantropía se sumaron durante décadas a la actividad desarrollada por Fundaciones de gran valía como la Fundación para la parálisis infantil o la Sociedad Anticancerosa de Venezuela. Mediante esta propuesta se recogían grandes sumas de dinero que se destinaban a la investigación, al desarrollo de recursos profesionales y a la compra de equipos que contribuían a mantener la actualización de los servicios.
¿Por qué se ignoró todo este trabajo desarrollado durante tantos años para imponer el criterio de que en nuestro país no existía una responsabilidad empresarial? Hay muchos factores que influyen en tal postura, desde objetivos políticos al desconocimiento, pero esto pone sobre el tapete otro aspecto de interés, especialmente cuando se trata de responsabilidad social (Porque la filantropía implica otros derroteros que hoy en día han sido analizados desde distintas posiciones)  y es que dentro de una estructura en la que se trabaja para fomentar este tipo de valores debe afianzarse un programa de comunicación que contribuya a la difusión de dichos valores. Sólo una buena información contribuye de manera clara a la creación de matrices de opinión que se hagan sustentables.
Decir, comunicar, sensibilizar frente a lo que se hace no está disociado del sentido de responsabilidad, por el contrario comunicar forma parte de ese sentido y del compromiso de escribir una historia que pueda reflejar a futuro como se trabaja en la consecución de objetivos, cuyos procesos de afianzamiento además son lentos.
No es nueva la responsabilidad social empresarial en nuestro país, no es un concepto para que se lo atribuyan desde la política. Este ha sido un concepto que ha caracterizado al empresariado venezolano quienes desde distintas instancias y quienes desde la posibilidad que les permite la tribuna donde se desenvuelven han contribuido durante nuestra historia al desarrollo del país

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