El término
responsabilidad social parece haberse puesto de moda en nuestro país de forma
inesperada cuando este se ligó a la política. Para muchos era la primera vez
que oían hablar de algo semejante, mucho más cuando algunos enfoques se
difundieron como una obligatoriedad impuesta ante la continua irresponsabilidad
empresarial frente a la sociedad.
Lo cierto es que en nuestro país ese no es
el caso. El empresariado venezolano mucho antes de esos planteamientos se había
caracterizado por estar comprometido con sus trabajadores y con el entorno
empresarial, por mencionar algunos casos que trabajaban desde sus propios
programas recordamos a las empresas Mendoza, a Ron Santa Teresa, a las empresas
Polar y a Fospuca/FCC quienes generaron conexiones continuas con esos conceptos contemporáneos que llevan
a la empresa hacia una visión mucho más comprometida que el que te ubica sólo
en el plano de hacer negocios.
Muchas otras empresas con una visión de
filantropía se sumaron durante décadas a la actividad desarrollada por
Fundaciones de gran valía como la Fundación para la parálisis infantil o la
Sociedad Anticancerosa de Venezuela. Mediante esta propuesta se recogían
grandes sumas de dinero que se destinaban a la investigación, al desarrollo de
recursos profesionales y a la compra de equipos que contribuían a mantener la
actualización de los servicios.
¿Por qué se ignoró todo este trabajo
desarrollado durante tantos años para imponer el criterio de que en nuestro
país no existía una responsabilidad empresarial? Hay muchos factores que
influyen en tal postura, desde objetivos políticos al desconocimiento, pero
esto pone sobre el tapete otro aspecto de interés, especialmente cuando se
trata de responsabilidad social (Porque la filantropía implica otros derroteros
que hoy en día han sido analizados desde distintas posiciones) y es que dentro de una estructura en la que
se trabaja para fomentar este tipo de valores debe afianzarse un programa de
comunicación que contribuya a la difusión de dichos valores. Sólo una buena información
contribuye de manera clara a la creación de matrices de opinión que se hagan
sustentables.
Decir, comunicar, sensibilizar frente a lo
que se hace no está disociado del sentido de responsabilidad, por el contrario
comunicar forma parte de ese sentido y del compromiso de escribir una historia
que pueda reflejar a futuro como se trabaja en la consecución de objetivos,
cuyos procesos de afianzamiento además son lentos.
No es nueva la responsabilidad social
empresarial en nuestro país, no es un concepto para que se lo atribuyan desde
la política. Este ha sido un concepto que ha caracterizado al empresariado
venezolano quienes desde distintas instancias y quienes desde la posibilidad
que les permite la tribuna donde se desenvuelven han contribuido durante
nuestra historia al desarrollo del país
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