lunes, 2 de junio de 2014

El padecimiento de ¨La Costumbre¨, Ilusiones rotas, con consecuencias sin mediciones….

Por: Ing. Rodrigo Misle Rodríguez




No debería existirla costumbre, el mañana y mucho menos el más tarde  para la entrega de un proyecto prometido; no existe excusa ni culpables terceros y extranjeros de nuestros errores y de la retirada en batalla de nuestras supuesta  palabra; no medimos y mucho menos cuantificamos el impacto que genera nuestros retrasos y sobrecostos; simplemente no asumimos nuestra responsabilidad buscando desperfectos en ausentes, con grandes anuncios sobre un planeta convulsionado de proyectos fracasados sin culpables…
Los proyectos no deben tener de interlocutor a la  política, ni disfrazarse de  ideales de izquierda o de derecha, ó alguna victima exclusiva; los proyectos son milicias innovadoras con un arsenal de soluciones para toda nuestra Venezuela, donde su medición de éxito es exclusivamente del departamento de los resultados cuantificables y medibles.
En Venezuela desde nuestro descubrimiento se instauro la enfermedad agonizante y contagiosa llamada la ¨Costumbre¨, y en su efímera historia fueron muy pocos los osados que lograron combatir la peste invasora, decidiendo inventar curas libertadoras contra agentes opresores y dictatoriales y de alguna manera levantar banderas contra la costumbre que reinaba en una América bendecida de naturaleza, pero invadida de políticos acostumbrados a creerse  Dioses….
Esta enfermedad se manifiesta en su comienzo con  la idiotez  de perder el tiempo en ¨colas¨ ó ¨filas¨, ¡para todo!, desde algún vehículo con la exclusividad de nuestras dos (2) piernas. Emprendemosla costumbre siendo forasteros de sobrevivencias, a dar gracias celestiales si hoy no fuimos víctimas de la inseguridad; hacemos circos irónicos en cenas familiares de nuestros padecimientos, nos mentimos tantos de una supuesta felicidad y muchas veces molestamos a Dios para conseguir aceite o harina pan.
Nos acostumbramos a callarnos, a una mordaza ajena e irreal, a tener complejos de obediencia militar, a vivir en el cuartel imaginario de una país bendito de recursos y personas, a recoger las dadivas de algún proyecto exitoso que nos regala el gobierno ó alguna empresa privada que cumple con lo prometido…
Celebramos la costumbre con la champaña venezolana, ¨POLAR¨, brindamos en familia cuando nos tropezarnos con la electricidad de nuestras casas un lunes por la noche. Padecemos de cementerios de proyectos fracasados, con una economía digna de un nobel de pobreza, vivimos en una mudanza constante de ideales, y nos seguimos mintiendo todos los días en la costumbre de un país convulsionado y sin resultados…
Para qué la supuesta libertad si somos prisioneros en nuestros hogares por las noches;  somos tan ilógicos que adornamos nuestras casas al estilo de una prisión, llena de barrotes metálicos y de prisioneros familias enteras con sueños prófugos y miedos celadores de esperanzas…
Tenemos que levantar la voz de protesta,  izar banderas de quejas, gritar unidos y condenar los proyectos náufragos de resultados, dejar de echarle la culpa a otro, y entender que el cambio está en ti, no en ese agente espacial al cual rezamos para que haga la magia del cambio fácil y  conveniente desde la costumbre del friso de nuestra dictadura…
Este proyecto de país llamado Venezuela necesita de ti, no de un milagro…

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