martes, 8 de julio de 2014

LAS TRES CUADRAS DE PABLO

Por: Isabel Cecilia González Molina


 
Desde hace unos años la universidad americana que represento me envía a una gira educativa que usualmente nos hace dar una vueltica por Venezuela.Así he estado en Barquisimeto, en Puerto la Cruz, en Maracaibo, en Porlamar. Soy una ejecutiva que sale de viaje y más allá de recordarme de John, mi ex pareja que era un hombre de negocios, que vivía de hotel en hotel, apenas entro a las habitaciones de hotel en donde el aire acondicionado parece regularse en un solo botón: el siberiano, viajar por el país resulta definitivamente una tournée tipo aventura, la jungla.
En esta ocasión me enviaron a Valencia. En plena madrugada llena desol, nos vinieron a buscar en un autobús Mercedes que tuvo mejores tiempos, para entristecerlo más las ventanas del mismo estaban cubiertas de cortinas que no se podían abrir como si la finalidad de las mismas no fuera quitarnos el sol sino ocultarnos la vista. Estoy segura que los organizadores del evento pagaron precio completo por el mismo.
El viaje resultó  familiar, conversandito, los que nos conocemos y los nuevos. Entonces llegamos al hotel, la elección de la Feria muy elegantoso, desconozco sus detalles de habitación porque a ese hotel no me enviaron, apenas Pablo se enteró del precio apuntó:"¿Te mandamos para Valencia o para New York?"
De ahí a buscarle, así apareció un hotel boutique frente al centro comercial más grande de la ciudad. "Te queda a 3 cuadras del centro de convención" las benditas 3 cuadras de Pablo. Me bajo del autobús e inmediatamente me señala el esponjado portero:" usted ve esa guitarra gigante, pues por ahí le queda. Llame un taxi". Y el taxi dale que son 150 bs, sumándole y sumándole, de mi casa a La Plaza Altamira en plena madrugada me desplumaron 150...Así que ochenta por 3 cuadras suena "toomuch". Pa no decir precio al turista, "pues señora no son más que unos dolarcitos". Lo que me recordaba las cervezas de Margarita con un precio para los venezolanos y otro para los extranjeros. Así me la aplicaron en Mendoza al comprar una botella “vos pagas precio Hotel de Lujo” a lo que le contesté en Caracas hacemos lo mismo y lo que sucede es que no regresan los turistas porque a nadie le gusta sentirse robado.
Como me molesta pagar de más, cuestión de principio o de pichirrera... a caminar, tres cuadras llaneras, "por allá señora..." Sube, baja, aceras rotas, charcos de agua, la ejecutiva que empuja su maletica y yo pensando que siempre somos diferentes, los que nos distinguimos del grupo," ahí va la venezolana", pero nos pasan esas cosas, en Margarita el hotel carísimo pero la habitación irrespirable por la humedad, lo que no nos permitía disfrutar de playa el agua ni de las  instalaciones. En Puerto la Cruz me entregaron una vela y me dijeron quea partir de las 10 apagaban las luces de la habitación porque había racionamiento eléctrico. 
Ir de Caracas a Barquisimeto nos llevó casi un día completo en el autobús por la cola inmensa, aterrizar de Maracaibo nos costó dar vueltas sobre Maiquetía como 2 horas porque el Presidente tenía un protocolo, no hubo manera de bajar al aeropuerto el año del bicentenario por la llegada de tanto mandatario.
En esta ocasión muchas compañías de seguro no le permitieron a los representantes viajar a Venezuela y cuando me lo dijeron me hubiese gustado responderles que estaban terriblemente equivocados, pero no podemos seguir pretendiendo que turistear por Venezuela es una experiencia galáxica, en palabras de la escritora Antonieta Madrid.
En verdad se pasa mucho trabajo, si lo sabré yo que esta mañana me enjaboné  y entonces cortaron el agua. Toda una ejecutiva de verdad, verdad.
 

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