Por: Isabel Cecilia González Molina
Desde hace unos años la universidad
americana que represento me envía a una
gira educativa que usualmente nos hace dar una vueltica por Venezuela.Así he estado en Barquisimeto, en Puerto la Cruz, en Maracaibo, en Porlamar. Soy una ejecutiva que sale de viaje y más
allá de recordarme de John, mi ex pareja que era un hombre de negocios,
que vivía de hotel en hotel, apenas entro a las habitaciones de hotel en donde
el aire acondicionado parece regularse en un solo botón: el siberiano, viajar
por el país resulta definitivamente una tournée tipo aventura, la jungla.
En esta ocasión me enviaron a Valencia. En
plena madrugada llena desol, nos vinieron a buscar en un autobús
Mercedes que tuvo mejores tiempos, para entristecerlo más las ventanas del
mismo estaban cubiertas de cortinas que no se podían abrir como si la finalidad
de las mismas no fuera quitarnos el sol sino ocultarnos la vista. Estoy segura
que los organizadores del evento pagaron precio completo por el mismo.
El viaje resultó familiar, conversandito, los que nos
conocemos y los nuevos. Entonces llegamos al hotel, la elección de la Feria muy
elegantoso, desconozco sus detalles de habitación porque a ese hotel no me
enviaron, apenas Pablo se enteró del precio apuntó:"¿Te mandamos para
Valencia o para New York?"
De ahí a buscarle, así apareció un hotel
boutique frente al centro comercial más grande de la ciudad. "Te queda a 3
cuadras del centro de convención" las benditas 3 cuadras de Pablo. Me bajo
del autobús e inmediatamente me señala el esponjado portero:" usted ve esa
guitarra gigante, pues por ahí le queda. Llame un taxi". Y el taxi dale
que son 150 bs, sumándole y sumándole, de mi casa a La Plaza Altamira en plena madrugada me desplumaron 150...Así
que ochenta por 3 cuadras suena "toomuch". Pa no decir precio al
turista, "pues señora no son más que unos dolarcitos". Lo que me
recordaba las cervezas de Margarita con un precio para los venezolanos y otro
para los extranjeros. Así me la aplicaron en Mendoza al comprar una botella
“vos pagas precio Hotel de Lujo” a lo que le contesté en Caracas hacemos lo
mismo y lo que sucede es que no regresan los turistas porque a nadie le gusta
sentirse robado.
Como me molesta pagar de más, cuestión de
principio o de pichirrera... a caminar, tres cuadras llaneras, "por allá
señora..." Sube, baja, aceras rotas, charcos de agua, la ejecutiva que
empuja su maletica y yo pensando que siempre somos diferentes, los que nos
distinguimos del grupo," ahí va la venezolana", pero nos pasan esas
cosas, en Margarita el hotel carísimo pero la habitación irrespirable por la
humedad, lo que no nos permitía disfrutar de playa el agua ni de las instalaciones. En Puerto la Cruz me
entregaron una vela y me dijeron quea partir de las 10 apagaban las luces de la
habitación porque había racionamiento eléctrico.
Ir de Caracas a Barquisimeto
nos llevó casi un día completo en el autobús por la cola inmensa, aterrizar de
Maracaibo nos costó dar vueltas sobre Maiquetía como 2 horas porque el
Presidente tenía un protocolo, no hubo manera de bajar al aeropuerto el año del
bicentenario por la llegada de tanto mandatario.
En esta ocasión muchas compañías de seguro
no le permitieron a los representantes viajar a Venezuela y cuando me lo
dijeron me hubiese gustado responderles que estaban terriblemente equivocados,
pero no podemos seguir pretendiendo que turistear por Venezuela es una
experiencia galáxica, en palabras de la escritora Antonieta Madrid.
En verdad se pasa mucho trabajo, si lo
sabré yo que esta mañana me enjaboné y
entonces cortaron el agua. Toda una ejecutiva de verdad, verdad.
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