miércoles, 9 de abril de 2014

El compromiso de la Responsabilidad Social Empresarial


Por: Inés Muñoz Aguirre





Reconocidos los valores de la empresa, estos deben pregonarse a diario. En cada acción que se emprenda. Uno de los aspectos básicos relacionados con ese debe ser, es la respuesta inmediata, la calidad de servicio y la búsqueda de la excelencia. Trabajar estos tres elementos como pilares para el crecimiento de una empresa, indican además los lineamientos a seguir en la interrelación que se establece entre uno, los proveedores y los clientes.
¿A qué nos referimos cuando se habla de respuesta inmediata?  Este concepto tiene que ver de manera directa  con la necesidad que tenemos todos de contar con alguien, que pueda dar respuesta a nuestras necesidades, que nos permita confiar en el, que más que un proveedor se convierte en un socio, en un cómplice porque se entiende que cliente y proveedor tienen objetivos comunes. 
Para muchos más que responsabilidad social aspectos como estos tienen que ver con la organización empresarial, pero es que el término responsabilidad está fuertemente ligado a todo lo que hacemos, o debería estarlo. Es nuestro compromiso al gerenciar, el respaldo de dicho valor, así como respaldar la calidad de servicio.
Un compromiso de la Responsabilidad Social Empresarial a través de sus programas formativos debería dirigirse a la formación de su equipo de trabajo en este ámbito. Sobre todo en aquellas empresas que prestan sus servicios tras mostradores de atención al público.  En estos “cuadros” es donde nos volvemos cada vez más ineficientes.  Al perder la relación cordial y de eficiencia con la persona que atendemos estamos también estableciendo la distancia con la marca, pero más allá de eso, estamos olvidando que el calificativo donde se engloba nuestro trabajo proviene de la palabra servir.
Si buscamos una definición nos encontramos con que se concentra en “Estar capacitada una persona o ser útil una cosa para un fin determinado”, lo cual compromete aun más nuestra reflexión.  Esto quiere decir que no deberíamos estar detrás de ningún mostrador si no somos capaces de dar la respuesta adecuada, de sonreír a quien atendemos, de contestar en voz alta y clara cuando se nos requiere una respuesta.
Como creemos a pie juntillas, que la responsabilidad social empieza por casa, creemos también que todas las empresas deberían poner más atención sobre aquellas personas que dan la cara por la marca.  Sobre todo porque se establece una relación directa justamente con la comunidad. Una relación que debería ser de acercamiento y no de establecer distancia.
Finalmente dentro de ese programa de responsabilidad, dirigido a la formación, tenemos que trabajar en la búsqueda de la excelencia. Lo cual tiene que funcionar como un objetivo que nos permite afianzarnos en la calidad.No hablamos de perfección porque este es un concepto que procede del latín “perfectĭo y que se refiere a la condición de aquello que es perfecto. Lo perfecto, por su parte, es lo que no tiene errores, defectos o falencias: se trata, por lo tanto, de algo que alcanzó el máximo nivel posible”. Sin embargo, a veces la búsqueda de la perfección conduce a la pérdida de objetivos y a la respuesta eficaz, por ello nuestra propuesta se acerca más al concepto de calidad.  Una respuesta certera de que lo que estamos haciendo lo sabemos hacer. 
¿Responsabilidad social? Si, todo aquello que nos permita accionar en el entorno en el cual nos desenvolvemos aportando, sumando, generando una interrelación adecuada con el colectivo.



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